Historia de la AOD del Gobierno del Japón
Sobre el concepto de la AOD
La Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) es todo desembolso (como donación o crédito) que es otorgado por los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para promover el desarrollo económico y social de los países beneficiarios. El Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD, o DAC, en inglés), que es parte de la OCDE, es el ente que define los aspectos más generales de la AOD de los países miembros de esta Organización. Históricamente, la CAD comenzó formalmente sus actividades en 1961 y utilizó el término AOD recién en 1969. Japón se adhirió a la OCDE en 1964, un año después de convertirse en miembro del CAD.
Los inicios: Japón como receptor de la asistencia para el desarrollo
Durante los primeros años de terminada la Segunda Guerra Mundial, Japón fue receptor de una importante asistencia financiera para su recuperación, bajo dos programas estadounidenses denominados Government and Relief in Occupied Areas (GARIOA) y Economic Rehabilitation in Occupied Areas (EROA). De igual manera, Japón recibió asistencia en materias y alimentos de otros países, como Canadá, México, Chile, Brasil, Argentina y Perú. Este tipo de asistencia a Japón duró hasta 1951. Posteriormente, en 1953, Japón utilizó créditos del Banco Mundial, para construir una parte de su sistema del Tren Bala, carreteras o una planta generadora de electricidad, como ejemplos de la utilización de la cooperación multilateral.
El inicio de la AOD otorgada por Japón
La AOD otorgada por Japón se inició en 1954, mediante un convenio de cooperación suscrito con Birmania (hoy Unión de Myanmar). Posteriormente siguieron asistencias similares para países como Filipinas o Indonesia. Sin embargo, la forma contemporánea de la AOD japonesa comenzó a definirse en 1960, cuando el crecimiento de Japón le permitió ser parte del grupo de países económicamente desarrollados.
Desde sus inicios, la AOD del Japón se orientó a promover la paz mundial y la estabilidad a través de la provisión de asistencia para el desarrollo económico y humano. Esto es acorde con la Constitución del Japón, proclamada en 1946, que establece claramente el papel protagónico que este país quiere asumir para promover la paz y desarrollo de la comunidad internacional.
El surgimiento de la JICA contemporánea
Japón llegó a ocupar el segundo lugar en el ranking de los países con mayor desarrollo económico, durante la era del boom económico que experimentó en las décadas de 1960 y 1970. Este crecimiento fue acompañado por una expansión cuantitativa de la AOD japonesa, así como también de una diversificación de la cooperación japonesa en cuanto a las áreas de asistencia y la amplitud geográfica. Durante esta época, surgió una tendencia internacional de orientar la asistencia para el desarrollo a un enfoque de atención a las “necesidades básicas”, una línea que Japón aplicó con mucha energía. Consecuentemente, la cooperación japonesa debía responder a un creciente número de regiones, programas de cooperación y necesidades, por lo que se vio la necesidad de fortalecer las instituciones que se hacían cargo del gran dinamismo que caracterizaba a la AOD.
De esta manera, se estableció, en junio de 1962, la Agencia de Cooperación Técnica para el Extranjero (OTCA - Overseas Technical Cooperation Agency); un año después, el Servicio Japonés de Emigración (JEMIS - Japan Emigration Service) y, en abril de 1965, comenzaron los envíos de voluntarios japoneses al extranjero (JOCV - Japan Overseas Cooperation Volunteers). Así, estas tres instituciones hicieron que Japón pueda adquirir una serie de conocimientos y experiencias que le permitieron tomar la decisión de establecer una nueva agencia, encargada de estos temas. Es así como la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) ingresó a este escenario, como entidad ejecutora de la AOD japonesa. Esta agencia inició sus actividades en 1974, como parte del Ministerio de Asuntos Exteriores del Japón, hasta 2003, cuando toma su forma actual, como una agencia independiente del Gobierno del Japón.
La Carta de la AOD de 1992: Una respuesta a los nuevos paradigmas
Como todos los países cooperantes, Japón tuvo que idear varias estrategias para responder al contexto cambiante del mundo. Por ejemplo, ante el deterioro de las balanzas de pagos y las crisis de deuda experimentados por los países en desarrollo en la década de 1980, Japón comenzó a apoyar la otorgación de créditos concesionales ligados a ajustes estructurales, convencido en la importancia que tienen los diferentes gobiernos para el caminar de los países por la vía del desarrollo económico.
De igual manera, el mundo cambió de manera sustancial en la década de 1990, tras el fin de la Guerra Fría. Al respecto, esta época caracterizó a la cooperación internacional por la “fatiga de la ayuda” experimentada por los países de Europa oriental, por la cual redujeron el monto de su asistencia a otros países. En este nuevo contexto, Japón se convirtió en el mayor proveedor de asistencia para el desarrollo en el mundo, en un momento en el que el diálogo internacional daba un giro hacia otros temas: conflictos armados, drogas, medioambiente, enfermedades infecciosas y disparidades por género.
Más aún, la irrupción de la Guerra del Golfo y las posteriores reincidencias de conflictos civiles armados en varias regiones, motivaron a Japón a reflexionar seriamente su participación en el contexto mundial, buscando fortalecer las raíces de su filosofía de asistencia para el desarrollo, muy relacionada a la promoción de la paz. Así es como se analizó profundamente el papel de la AOD del Japón y emergieron nuevos temas en la agenda de cooperación, tales como la democratización, los derechos humanos, la gobernabilidad, el desarrollo de los recursos humanos y el desarrollo institucional para los países beneficiarios. Bajo la luz de los nuevos paradigmas de asistencia, en 1991 se promulgaron los Cuatro Principios Clave de la cooperación japonesa y en 1992 se emitió la primera Carta de la AOD del Japón. Basada en los Cuatro Principios Clave, la Carta define la filosofía principal para el desarrollo de la asistencia de la AOD japonesa:
- una visión humanitaria,
- el reconocimiento de la interdependencia de las naciones,
- conservación medioambiental, y
- el apoyo a los “esfuerzos propios” enfocados al despegue de las naciones en desarrollo.
Dentro de este nuevo enfoque, se valoró la importancia de transmitir la experiencia y los conocimientos japoneses, así como el estilo de trabajo diligente, como instrumentos para lograr la unión de las poblaciones beneficiadas en su difícil labor de lograr resultados.
Otros aspectos especificados en la nueva Carta de la AOD incluyen el fortalecimiento de las consultas de política con los países beneficiarios, dando una consideración especial a la población vulnerable (mujeres y niños), corrigiendo disparidades entre ricos y pobres, así como la prevención del fraude, la corrupción y la promoción de la transparencia en la información de la actividad pública.
Un nuevo enfoque: La Seguridad Humana
De aquella manera, la Carta de la AOD había nacido para responder a los nuevos retos que planteaba el contexto internacional. Y esta emergencia fue oportuna. Durante la segunda mitad de la década de 1990, el dinamismo económico mundial habría de otorgar el mejor ambiente para que esta Carta demostrara su valor.
En primer lugar, era cada vez más evidente la depresión de la economía japonesa, que puso a este país en una delicada situación financiera, caracterizada por una contracción del presupuesto público, incluyendo los recursos destinados a la asistencia internacional. Esto reforzó la necesidad de mejorar los niveles de eficiencia en las actividades de la AOD, un tema de vital importancia.
En segundo lugar, era también perceptible la profundización de brechas entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo, lo que motivó a centrar gran parte de la atención en apoyar a los países más vulnerables.
En tercer lugar, era cada vez más importante atender a la creciente preocupación por temas medioambientales y enfermedades infecciosas, aspectos que tomaron mucha más relevancia en un entorno internacional de alto relacionamiento e interdependencia.
Si bien la Carta de la AOD de 1992 había mostrado su valor, durante este nuevo contexto, la cooperación japonesa presentó el concepto de “Seguridad Humana” como nuevo enfoque al cual se circunscribirían sus esfuerzos. El resultado: el significado de este concepto ganó un amplio reconocimiento.
La Seguridad Humana ubica al individuo como el centro para el desarrollo y busca formar una sociedad que apoye a cada persona a alcanzar una vida digna, a través de la protección y el empoderamiento.
Carta de la AOD de 2003: Actualizando el compromiso
Adicionalmente, en el diálogo internacional, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fueron planteados como los retos de desarrollo común, para que sean un referente para la comunidad internacional, basados en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas.
Inmediatamente, se observó que los países en vías de desarrollo enfrentaban una serie de dificultades para cumplir las metas planteadas. De igual manera, y siempre desde una visión de la interdependencia de los países, se identificó que los problemas de los países en vías de desarrollo podían afectar al resto del mundo, presentando una persistente amenaza para todo el ámbito mundial. Como resultado de este análisis, se vio necesario fortalecer la visión de la Carta de la AOD japonesa para responder a los nuevos desafíos.
En este nuevo contexto, la Carta de la AOD fue revisada en el año 2003, después de realizar varias consultas para conocer las opiniones de la ciudadanía, en Japón. La nueva Carta de la AOD ratificó la importancia del concepto de Seguridad Humana y su enfoque en los individuos para abordar amenazas de conflictos, desastres naturales y enfermedades infecciosas. Más aún, la Nueva Carta fijó como temas principales la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible, abordando los temas globales y la pacificación mundial como prioridades a ser encaradas por la AOD.
La cooperación japonesa de hoy
La introspección de la cooperación japonesa, en búsqueda de una mayor eficiencia y eficacia es constante. Por ejemplo, en el año 2006, se estableció el “Consejo de Ultramar para la Cooperación Económica”, bajo la tuición del Gabinete Ministerial, otorgando un énfasis adicional durante la fase de análisis de la estrategia de la cooperación. De igual manera, y como otro ejemplo, en 2008, entró en vigencia una ley para la nueva Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA). Desde esta ley, se otorgó a la JICA la administración del presupuesto de la AOD, que estaba en manos del Ministerio de Asuntos Exteriores del Japón, y también se le encomendó la administración de los créditos concesionales, los cuales estaban a cargo del Banco Japonés de Desarrollo Internacional (JBIC), con el fin de lograr una mayor eficiencia en el manejo de la AOD del Japón.